Arrugas de experiencia, de años de vida, tan vividos, como peleados. Un homenaje a nuestros mayores, a los verdaderos sabios y voces del pasado. Aunque es cierto que no suelo decantarme por el estilo de retratos, este es uno de los que más disfruté dibujando a lápiz. Cada mueca de expresión, me acercaba más a la realidad que quería transmitir.
«Retrato Señor con pipa» (2008) – Lápiz – 21×29,7 cm