Bodegón rústico de una tarde de verano en un pueblo de Castilla y León. La frescura y viveza de las limas, se combinan con la robustez del jarrón de arcilla lleno de agua fresca recién salida del caño de la Plaza Mayor: lo que todo madrileño en agosto desearía.
«Lima y Arcilla» (2009) – Acuarela – 32,8×22,5 cm